lunes, 1 de junio de 2009

¿Te duele el bobo?


El bobo late, se queja, se agranda, duele y se repliega, pero sigue, sin que nadie le indique hacia
dónde o para qué.
Desde luego, no hay manera de frenar su carrera incontrolable con el absurdo deseo errante que
nos dan los sinsabores estos, diarios, que suelen ser pocos para hombres rectos e invulnerables, y a lo mejor se multiplican en los pelilargos y des prolijos maleantes del sentir, que recibimos tantos estímulos como para no querer salir jamás de la cajita.
!Pero la gran puta que es condenante, vacío, vivir como un ratón, persiguiendo la basura que nos
ofrecen como comida, los desperdicios de los tristes y las sobras de los no tanto!
Para colmo de males hay que vivir en su mundo de horror y desesperación, en pos de estar acorde a los cráneos que nos rodean...a los esqueletos que se vanaglorian y la viven de intelectualizar el dolor que tan lejos se les presenta; muchas veces incluso les llega el mismo a través de un vidrio, los alcanza mediante rayos.
Yo me rehuso a ser parte de esa paranoia artificial, esa celebre convención de creer que por saber al dolor cerca, uno va a estar mejor preparado cuando este lo toque.
! El dolor es dolor, la injusticia es injusta y la muerte mata !; pero aquí está la VIDA, con nosotros, junto a vos, y junto a ellos, que se alimentan de sacarle el crédito a lo más lindo e incierto que tenemos, cuántas ganas de llorar, de patear y de morderte a vos.
!Este mundo de miserias encaja tan bien con esto de extrañarte día y noche, día y noche!.
Me vuelvo el tronco de un árbol tan movedizo y sabio, como joven y elegante, pero pierdo yo
también mis hojas en el otoño.
Y soy débil cuando pasa, cuando el frío toma posesión de aquello que el húmedo calor porteño le
arrebataba sin derecho y el follaje de este bosque florecía sin sonrisas, preocupado por los temas
que no llevan a ninguna puerta; tan sólo queman y contaminan a los otros, haciéndoles pensar en
cuan verde podría haber sido la vida si hubieran crecido en otra parte.
Y yo pienso que a lo mejor les falta un poquito de fertilizante. Pero sabes qué: NO; eso lo tienen y lo administran en bajas dosis, y entre muy poquitos, no vaya a ser cosa que un día el bosque se
haga selva y tapemos la malaria uniendo ramas con más ramas, dando hogar a la gran fauna y
dejando correr al tiempo como alguno imaginó, naturalmente.
Esta conglomeración de pensamientos se hace gris y también brilla, es la cruel paradoja de vivir en compañía de todos estos que no creamos, que no adiestramos ni persuadimos de ver las cosas a nuestro modo, pero es sobre todo el maravilloso e insensible destino de vivir en la ciudad más linda del mundo, la que tiene un alma inmortal y a un montón de mortales haciendo estupideces, sufriendo por creerse más, y condenándose a ser menos por ello.
Pues yo no dudo y digo: !si, soy más, lo grito, soy carasucia de corazón, es mi motivo, el gran destino, y mi razón!.
Pero soy tanto más valiente aun como para pedir perdón, al gran mono de los morros o al que
duerme sin colchón, yo me brindo entero a ellos, y allí es adonde voy.
Valgo oro, una piedra o tal vez dos, soy la gloria pasajera y no soy nada entre tanto arroz, pero
disfruto de este viaje demencial, inabarcable y tan difuso como hermoso, si no te gustan los
desafíos correte y dejame estar acorralado entre las ganas de vivir o tirarme al fondo de mis
sueños y vivir con toda mi gente en lo profundo de ese pozo, que es mi casa, mi salida, donde no
existe un morboso, un lento, un perezoso, donde esperan mil sonrisas y los llantos suelen irse
desahuciados, secos, solos.